Comentario
Los Alemanes se temían una trampa, como prueba el testimonio del general Sigfried Westphal, jefe de Estado Mayor del Feldmariscal Albert Kesselring, comandante del frente sur:"Cuando vuelvo con el pensamiento a aquella noche en el 8 y el 9 de septiembre de 1943, todavía experimento la misma sensación de angustia. Nosotros, los comandantes alemanes del frente sur, estábamos en estado de alarma. Desde hacía algunos días teníamos información acerca de la posible capitulación de parte de Italia, aunque no había pruebas concretas. Para realizar la "Operación Eje", es decir, el plan que preveía la ocupación de Italia, todo estaba preparado con el fin de no levantar sospechas ante los italianos. Al mediodía del 8 de septiembre, fui como de costumbre a ver al jefe del Estado Mayor italiano, el general Roatta, para discutir acerca de las operaciones militares al sur de Italia. Durante esta última reunión fue cuando un general alemán me telefoneó para comunicarme la capitulación de Italia. Salí enseguida del mando italiano y me acerqué a Grottaferrata, en donde teníamos preparado un mando provisional a raíz del bombardeo de Frascati. Casi al mismo tiempo me comunicaron que una flota de desembarco aliada había sido avistada por los guardacostas. Aquel fue un momento terrible para nosotros, comandantes alemanes. No sabíamos hacía donde se dirigían los aliados, no sabíamos como iban a reaccionar los italianos y, además, nuestro mando estaba completamente destruido por las bombas. Es inútil decir que, en aquel momento, todos estábamos convencidos de que todo había sido hábilmente preparados por los italianos y los aliados. Más tarde nos informaron de que el objetivo del desembarco era Salerno, lo que para nosotros fue motivo de respiro ya que temíamos que se dirigieran más al norte. Además, por fortuna para nosotros, los aliados no intentaron lo que tanto temíamos: un desembarco a nuestras espaldas, es decir Roma. Kesselring demostró que toda Italia se podía haber transformado en un campo de batalla que hubiera que defender palmo a palmo. Y así ocurrió. Hitler, después de haber reconocido su error, alejó a Rommel de Italia y confió al mariscal Kesselring el Mando Supremo de las fuerzas alemanas en Italia. Esta decisión permitió a las fuerzas armadas alemanas obligar a los aliados a permanecer en el sur de Italia hasta la primavera de 1944"